1 de Mayo - Crónica y contra-crónica


El 1 de Mayo es un día dominado por la celebración del Día Internacional de los Trabajadores y, más allá de ser un día festivo en mucho países es un día de reivindicaciones sociales y laborales. Lucha, pelea, movimiento obrero, sindicalismo, enfrentamientos, derechos laborales, políticos y sociales, dignidad…son algunas de las palabras y expresiones que evocan la eterna lucha por la igualdad y la justicia que, en un mundo dominado por el Capital, enfrenta a quienes lo acaparan con quienes, pobres, se conformarían con obtener el suficiente para poder vivir sin tener que pedir permiso.

A estas alturas de la historia, y más viviendo en el democratizado, civilizado y anestesiado occidente europeo, uno no espera que sea precisamente la palabra “lucha” la que destaque por encima de las demás en las manifestaciones…reivindicativas…que han tenido lugar a lo largo de la jornada en un país como éste que ha retrocedido tanto en tan poco tiempo en la pérdida de derechos sociales y laborales (no entro en otro tipo de pérdidas para no llevar a la alarma).
La democracia impone y l@s demócratas acatan, así que las protestas y demás rebeldías: 1º, solicitadas por triplicado en la delegación de gobierno correspondiente; 2º, señalizadas y acondicionadas convenientemente; 3º, ajustadas a un recorrido y horario determinado y 4º, en ausencia de incidentes destacables.

Consciente de ello, he de reconocer que aun caben las sorpresas en estas tierras canallas y hoy, tras acudir al acto central de los sindicatos en esta jornada de reivindicaciones, he recopilado y añadido dos nuevas palabras con las que enriquecer mi vocabulario sobre el 1 de mayo: “asepsia” y “organización”.
Ésta última, de chapó. Todo el recorrido de la manifestación preparado y decorado con antelación suficiente, en donde cabían y compartían espacio todas las “sensibilidades” sindicalistas.


El timing, espectacular; cada sindicato u organización convocante salía a su hora precisa y dejaba suficiente espacio y protagonismo al resto de fuerzas sindicales o agrupaciones, todas identificadas con su pancarta y sus banderas correspondientes. 


A este respecto, me parece acertada la idea de “colocar” a los líderes mediáticos a eso de la mitad de la larga manifestación, es una buena manera de ceder protagonismo a l@s cientos de trabajador@s y miles de parad@s anónim@s que, con sus banderas, apoyaban las reivindicaciones de sus líderes y proclamaban su desafío y su lucha contra el sistema que nos obliga y el capitalismo que nos oprime. En cualquier caso, siempre están l@s periodistas para ayudarnos a saber donde está lo interesante. Además, este año los sindicatos habían decido sacar de Madrid su acto central y, en ese afán por descentralizar, me parece correcto que sus líderes hagan lo mismo. 


La participación también fue destacada: ordenad@s, pertrechad@s, cívic@s, algo procaces y lo suficientemente griton@s, l@s participantes cumplieron con lo que de ell@s se esperaba y, exceptuando alguna pegata que otra, en su gran mayoría respetaron el mobiliario urbano y se centraron en las proclamas contra el sistema capitalista que, a fin de cuentas, es el que nos está zurrando y contra el que hay que dirigir nuestras reclamaciones.


El recorrido, también muy acertado, la elección de la arteria principal y económica de la ciudad impedía la pérdida de orientación de l@s manifestantes y servía como metáfora (a veces un poco más alegre, otras bastante más triste) de un mundo dominado por las desigualdades, la ignorancia y el consumismo. 


Además, permitía desembocar en una zona de la ciudad lo suficientemente amplía y con los suficientes espacios como para que tod@s pudieran ubicar su tribuna y, así, poder oir aquello que l@s diferentes lideres sindicales tuvieran a bien comunicarnos.
Fue esta última parte, la de los discursos, la menos interesante: previsible y desapasionada en todos los casos y sin ofrecer ninguna alternativa o propuesta de cambio por parte de quienes se han arengado las tareas de liderazgo en esta jornada reivindicativa. 


En cualquier caso, si habría que ponerle una nota a la organización, ésta habría de ser de sobresaliente.

Antes de finalizar esta crónica, había comentado con anterioridad que había otra palabra que describía de manera sorprendente esta jornada de reivindicaciones obreras, que no era otra que “asepsia”. En este caso, y quizás debido a la extensión que está tomando este “artículo” o, quizás, simplemente a que una definición y unas imágenes son mejores que mil palabras, creo que haré uso de aquéllas para intentar explicar lo que quiero decir con asepsia.

Asepsia: conjunto de procedimientos científicos destinados a preservar de gérmenes o microbios una instalación o un organismo. Ausencia total de microorganismos patógenos y no patógenos.


PD si alguien se pregunta por el contenido de las reivindicaciones, le comentaré que no se han salido de lo previsible: más trabajo, mejores sueldos y condiciones laborales y menos recortes gubernamentales y de derechos sociales. De cambiar el sistema que nos gobierna y que provoca desigualdades, miserias e injusticias, poco se ha dicho. Aunque, a quien le importa si hay organización y asepsia. Y además es fiesta.


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