Conciertos y gratuidad al hilo del Bilbao BBK Live 2014


Coincidiendo con la edición 2014 del Bilbao BBK Live, la organización programó una serie de pequeños conciertos fuera del recinto vallado de Kobetamendi con la peculiaridad de situarlos en el centro de la ciudad y, sobre todo, de ser gratuitos. En principio, nada que objetar, al contrario, una buena oportunidad de disfrutar con la música de algunos de los grupos que más tarde tocarían en el Festival previo pago de la entrada correspondiente. Sin embargo; y, aunque solo sea para acompañar la crónica en imágenes de los mismos, voy a aprovechar para extraer un par de reflexiones sobre el concepto de lo “gratuito”.

Uno, que van a tener razón quienes opinan que nada es gratis en esta vida, al menos si tenemos en cuenta el concierto que la banda tributo Rediohead (sic) ofreció el jueves pasado: los situaron en un pequeño escenario ocupando parte de la acera de la peatonalizada Gran Vía (hubo que cortar el poco espacio que le quedaba a la circulación rodada durante la duración del mismo, un pequeño fastidio para los autobuses que tuvieron que dar un pequeño rodeo), sin importar que algún que otro frondoso y hermoso árbol se interpusiera entre los asistentes y la banda, pero con el enorme acierto de situarlos justo debajo del brillante reclamo del banco y principal patrocinador del festival. Con sus bombillas iluminadas en pleno día y su estratégica ubicación, su nombre surgía sin piedad en los objetivos de las decenas de smartphones y otros “aparatejos” con los cuales el público inmortalizaba el evento. Una muy buena campaña de marketing para el banco, cuya imagen es posible que se viera incluso en Brisbane, transportada por algun@ de l@s australianos que asistieron al festival.

Y dos, al hilo de escuchar los comentarios de algunos de los asistentes a estos conciertos gratuitos: no importa la mejor-peor ubicación de los mismos, no importa que el sonido no fuera todo lo que bueno que cabría esperar, no importa el horario programado o no importan los grupos, bandas o solistas elegidos (he de decir que, en mi opinión, “Grises” y “Bigott” fueron todo un acierto y dieron lugar a dos buenos conciertos). Lo único que importa es que eran gratuitos y eso daba carta blanca a los organizadores para hacer y deshacer todo aquello que quisieran, resultara en algo positivo o no, fuera interesante o no, nos aportara algo o no, nos trataran como adultos inteligentes o no; ya que, como es gratis, no podemos pedir que además sea bueno.
Y esto es algo que el capitalismo ha logrado grabar a fuego en el cerebro de nuestra sociedad de consumo: si quieres algo bueno en tu vida, cualquier cosa que se te ocurra, paga por ello, lo que haga falta; de tal forma, que el propio consumidor ha “aprendido” a valorar a la baja o, incluso, a despreciar aquello que no tiene un equivalente monetario. 
Aspecto este último que, además, ha tenido un efecto colateral bastante deplorable en el día a día de las redes sociales, que no es otro que el de los miles de memes, fotomontajes y demás ñoña imagineria que nos asalta sin misericordia para recordarnos que “amar (ya sea al prójimo, al todopoderoso o a uno mismo, de manera platónica por supuesto) no cuesta dinero”. 

Y ahora si, la crónica de dos días de conciertos en imágenes:

"Bigott"

"Grises"

"Rediohead"





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