365 llega (casi) a su fin con la publicación de la última imagen del año; como ni siquiera ha sido un Proyecto en mayúsculas, sino que su
autor (el que aquí escribe) siempre lo describió como un No-Proyecto, no
podemos esperar grandes despidas o fastos aniversarios.
Al contrario, si algo destaca sobre todo lo demás, es
como 365 fue creciendo en humildad a lo largo de los días; y pasó de empezar
con ínfulas fotográficas, ha convertirse en una pequeña memoria del paso diario
de su autor por la ciudad, siendo eso todo su valor, si es que ha de poseer
alguno.
Un vistazo, una pequeña ventana al día a día de una
ciudad y de l+s que la habitan, temporal o indefinidamente, a través de una
mirada personal e intransferible y, por tanto, anecdótica; una razón más para
despedir el No-Proyecto con un: “bueno, no ha estado mal; pero hasta aquí hemos
llegado: hasta la próxima…”
Through the posting of the last photograph we reach (almost up to) the end of 365. Not even a project with a capital
P, just, as its own author (myself) always has described it: a No-Project; it
won’t have any going away party or great speeches.
At the contrary, if there is something I could say
about 365, it’s how it moved from a “photographic airs and graces start” to become
a humble memory of the everydayness of the photographer while “travelling”
across the city; being that record all its value, if any.
A glimpse, a little window to the day-to-day basics of a city and their inhabitants, through the personal and non-transferable and therefore anecdotal; another reason to say goodbye to 365 with a: “well, we’ve had a good time, but this is how far we’ve come: see you later…”
A glimpse, a little window to the day-to-day basics of a city and their inhabitants, through the personal and non-transferable and therefore anecdotal; another reason to say goodbye to 365 with a: “well, we’ve had a good time, but this is how far we’ve come: see you later…”
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