[...] However, one thing is the discourse and a very different one is the reality. Mentiroso, tramposo y miserable discurso y jodida realidad en tantas y tantas ocasiones.
No hace tanto que empezábamos un nuevo año y, con él, nuestra particular ofrenda de buenos propósitos, deseos y promesas de mejora; todo, con la esperanza de un cambio en nuestra “fortuna”. “Sorprendentemente”, algunos de los principales bancos de este país han decido hacer lo mismo y, ante el descrédito generalizado y, sobretodo, la indignación de la ciudadanía por sus prácticas y modelos de negocio, han decido lanzar una serie de campañas publicitarias que inciden en su “buen hacer” y “bien pensar”; haciendo borrón y cuenta nueva, nos ofrecen su mejor y más bondadoso perfil, ese que da créditos a jóvenes estudiantes, familias y empresas y ayuda con sus donaciones y “programas sociales” a las capas más desfavorecidas de la sociedad.
No hace tanto que empezábamos un nuevo año y, con él, nuestra particular ofrenda de buenos propósitos, deseos y promesas de mejora; todo, con la esperanza de un cambio en nuestra “fortuna”. “Sorprendentemente”, algunos de los principales bancos de este país han decido hacer lo mismo y, ante el descrédito generalizado y, sobretodo, la indignación de la ciudadanía por sus prácticas y modelos de negocio, han decido lanzar una serie de campañas publicitarias que inciden en su “buen hacer” y “bien pensar”; haciendo borrón y cuenta nueva, nos ofrecen su mejor y más bondadoso perfil, ese que da créditos a jóvenes estudiantes, familias y empresas y ayuda con sus donaciones y “programas sociales” a las capas más desfavorecidas de la sociedad.
Algo parecido, al fin y al cabo, a la campaña gubernamental sobre la salida de la crisis y su, siempre insuficiente, apuesta por las políticas sociales.
Sin embargo, una cosa es el discurso y otra la realidad. Mentiroso, tramposo y miserable discurso y jodida realidad en tantas y tantas ocasiones.
We hardly have started a new year, making all sorts of resolutions, wishes and promises of change as usual; all, with the hope of a consequently improvement in our "fortune". “Remarkably”, some of the most important banks in this country have decided to do the same and, facing general disrepute and, mainly, people’s outrage because of their practices and business models; they have launched an overwhelming ads campaign that stress in their “good doings” and “good thinking”, wiping the slate clean and offering their best and kindest side: the one that gives bank credits to young students, families and companies and provides financial help to less-favoured groups of society through donations and social programs.
Something similar, ultimately, to the governmental campaign about the supposedly country’s emerging from crisis and its, always insufficient, bid for social policies.
However, one thing is the discourse and a very different one is the reality. A liar, tricky and miserable discourse and a so many times fucked reality.
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