El pasado sábado no fue
un día especialmente pródigo en eventos y/o acontecimientos en la villa de
Bilbao, pero bastaron un par de convocatorias para que, el avispado ciudadano, pudiera
reflexionar sobre los hábitos de ocio y la capacidad de movilización política
de sus conciudadanos; además de considerar las similitudes o no, de las estrategias
de marketing y consumo actuales en el siempre complicado mercado de atraer a la
ciudadanía hacía un “producto” concreto.
Así, el primero de esos
eventos fue la celebración del Record Store Day. Como su nombre indica, se
trataba de celebrar, y de reivindicar, el día de las tiendas de discos. Comercios
éstos, que pasan por una profunda crisis desde que el mp3 y el intercambio de
archivos de música entre los internautas hizo prácticamente prescindibles la
compra de discos o de música en cualquier otro formato, a lo que yo añadiría el
menor poder adquisitivo de amplias capas de la sociedad, melómana o no, desde el
inicio de la crisis económica. Por tanto, las tiendas de discos, en asociación
o por su cuenta y, sobretodo, desde EEUU, decidieron que algo había que hacer;
y optaron por un principio básico del marketing: ofrece algo gratis para
acercar a los consumidores hasta tu local y haz que la experiencia de compra
sea amena y placentera ¿cómo? Pues si eres una tienda de discos, con música
desde luego. Así, a lo largo del día varios grupos se alternaron y ofrecieron
conciertos en frente de, si no la única, una de las pocas tiendas de discos que
quedan en Bilbao; conciertos a los que acudió un variopinto público que
oscilaba en número dependiendo del momento del día y que, bien es verdad, se
acercó en mayor medida si cabe al interior de la tienda de discos. La acertada
elección del momento, el sábado sigue siendo el día en el que más ocio se
consume, un buen parte meteorológico y unas bandas “para todos los públicos”,
hizo que el éxito estuviera cerca. Si gastaron o solamente se acercaron, eso ya
no puedo decirlo.
Para comentar el segundo
acontecimiento, ya contamos con parte de los datos: tiene lugar en un día
semi-festivo, con lo que se trata de asegurar la mayor presencia de público
posible; la meteorología es favorable; y contamos con la posibilidad de ofrecer
un producto gratuito que incite a nuestros consumidores a “gastar” más.
En este caso se trataba
de convocar a la ciudadanía a una manifestación que formaba parte de un día de
acción global de protesta contra el proceso de negociación abierto entre la UE
y EEUU para la creación del TTIP; un tratado de “libre comercio” que, si no lo
remediamos, vendrá e empoderar aun más a las grandes corporaciones y
multinacionales y a empobrecer y esclavizar todavía mas si cabe a la ciudadanía.
Así, se ofrece a los
ciudadanos la posibilidad de acudir en su día de ocio al centro de la ciudad,
donde compartir inquietudes con personas de intereses afines a la par que
obtener información y lectura de manera gratuita y unir fuerzas para, más
tarde, marchar por la ciudad y escenificar ese acto de protesta, al tiempo que
se invita al resto de la ciudadanía a conocer mejor dicho tratado para poder
enfrentarse mejor a sus posibles consecuencias.
Como podemos observar, la
estrategia utilizada por esta convocatoria es prácticamente idéntica a la
utilizada por la de las tiendas de discos, de hecho, ambas convocatorias se
cruzan en un momento determinado (tal y como podemos observar en la(s) fotografía(s)* que lo recoge). Su éxito, el de ambos eventos, podría decirse que fue similar y
que arrastró un parecido número de público y participación; ahora bien, a
juicio del que aquí escribe, la mayor conclusión que podemos extraer de los
mismos es que, si bien parece haber un numero parecido de melómanos y “protestones”
en la ciudad, el público en general parece saber y disfrutar un poco más de música,
mientras parece desconocer lo que puede llegar a padecer si, finalmente, el
TTIP entrara en vigor. Entonces, igual habría que cambiar las estrategias para
movilizar a la ciudadanía.
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