Hoy, tras más de 4 días en prisión preventiva (es decir,
por si acaso), los componentes de “Títeres desde abajo” han salido por fin de
la cárcel; a pesar de lo cual, los dos titiriteros todavía siguen imputados
por, atención: apología del terrorismo e incitación al odio. Graves acusaciones
para dos personas cuyas fanáticas armas son unos cuantos títeres y un, digamos,
atril desde el que poner en escena sus satíricas, maquiavélicas y descarnadas
ficciones para pervertir a la sosegada y moderada sociedad española; no digamos
si su objetivo incluye además adoctrinar a l+s miembros mas inocentes y
pequeñaj+s de la misma (ya se sabe que la mente de l+s niños todavía no está
del todo “formada” y es muy maleable)
Si a estas alturas no sabes de qué tratamos de hablar,
por favor échale un vistazo a los siguientes enlaces donde encontraras información
relativa al disparate en cuestión:
Títeres, ficción, sátira, escena y cárcel; un guión de
comedia de serie Z, no! Un esperpento a cuatro bandas: adultos moderados
asustados, la policía y la justicia, los medios de comunicación y la ínclita
clase política:
Adultos moderados asustados:
algun+s de los padres y madres que asistían a la función
“La bruja y Don Cristóbal”, sin hacer
mucho caso a la introducción que de la misma hicieron sus autores y, suponemos,
que sin tener ni puñetera idea de lo que significa la palabra “sátira” o de qué
tratan los títeres de cachiporra, se escandalizan y violentan lo suficiente
como para avisar a los cuerpos y fuerzas de seguridad para que acaben con la
función y, de paso, con su sufrimiento y el de sus pequeñ+s.
Además de “miedo” e “ignorancia”, la otra palabra clave
es “intransigencia”: no tengo ni idea de lo que me están contando, pero como no
me gusta considero que tampoco debe gustar a los demás (tampoco a l+s demás
padres, madres y niñ+s presentes en la función que todavía no entienden la
razón por la que detuvieran a los titiriteros)
Policía y justicia:
varios agentes y patrullas de seguridad ciudadana que acuden
a la angustiosa llamada de los adultos moderados asustados, identifican,
detienen y trasladan a comisaría a los titiriteros; para, mas tarde,
trasladarlos a la Audiencia Nacional ya que el tema parece que tiene que ver
con asuntos de terrorismo. Con su experiencia y formación, tampoco los cuerpos
y fuerzas de seguridad del estado parecen conocer la sátira o la cachiporra, ni
siquiera caen en que el cartel “Gora Alka-ETA” es un elemento del atrezzo de la
obra que representa un juego de palabras aludiendo a dos conocidas organizaciones
terroristas. Tampoco parece tener en cuenta tales detalles el Juez que ordena
el ingreso en prisión sin fianza de los titiriteros; estos es, de ahí no salís
hasta que la autoridad competente diga lo contrario, no vaya a ser que puedan
continuar asustando a más adultos moderados asustados.
Aquí, además del “miedo”, la “ignorancia” y la "intransigencia" mencionados
con anterioridad, algunas palabras o expresiones clave quizás sean: “deber”, “visión
túnel” y “porque yo lo valgo”, no podemos explicar si no la reducción de una
obra a un cartel, de éste a la exaltación de una sola de las organizaciones
terrorista aludidas y de todo ello a la imperiosa necesidad de encerrar a los
autores de la obra escenificada por sátiros, y por si acaso.
Los medios de comunicación:
sin conocer el contenido de la obra, sin más imágenes que
los vídeos parciales tomados por los
adultos moderados asustados, sin contrastar ninguna otra opinión que no fuera
la de los denunciantes, aceptando como “prueba de fe” el auto del juez (realizado
a su vez sin tener en cuenta la declaración de los autores o la de otros
posibles testigos que no fueran los adultos moderados asustados y los cuerpos y
fuerzas de seguridad) y sin importarles lo más mínimo la veracidad de las
fuentes y la presunción de inocencia de los detenidos, los medios de
comunicación declaran a éstos últimos apólogos e incitadores del y al
terrorismo, añadiendo de paso, truculentas informaciones como la escenificación
de la violación a una monja o el ahorcamiento de un juez en toda la magnitud de
la que pueden hacer gala unos títeres.
Al “miedo”, la “ignorancia”, la "intransigencia", el “deber”, la “visión
túnel” y el “porque yo lo valgo”, tendríamos que añadir otras cadenas de
palabras como “desinformación”, “el periodismo ya no es lo que era” o “hablando
del tiempo que hace aprovecho para culpar al meteorólog+”; a ver si no como
explicamos la falta de rigor y la manipulación de la información a la hora de
hacerla accesible a lector+s, oyentes y televidentes para no dejar otra opción
a tod+s ell+s más que la de asentir ante la gravedad de los hechos acaecidos y
convenir que, donde mejor están semejantes titiriteros, es en la cárcel.
La ínclita clase política:
l+s polític+s, haciendo gala de su educación, su amplio
espectro cultural, su mesura, su saber estar, su sensatez, su cordura y su
diplomacia, aprovecharon la coyuntura para pedir los ceses y dimisiones de los
responsables políticos que hicieron posible la representación de “La Bruja y Don Cristóbal” (no, los
autores no, que esos ya estaban en prisión); atacar a rivales políticos; culpar
ideologías e ideas políticas que no se adecuen a su propio credo; y, sobre
todo, para demostrarnos una vez más que todo es posible en democracia; incluso,
encarcelar a dos titiriteros, justificarlo, elaborar un discurso sobre una
mentira y aprovechar cualquier micrófono para amplificarlo, sin el menor atisbo
de vergüenza, propia o ajena.
Finalmente, al “miedo”, la “ignorancia”, la "intransigencia", el “deber”, la
“visión túnel”, el “porque yo lo valgo”, la “desinformación”, el “periodismo ya
no es lo que era” o al “hablando del tiempo que hace aprovecho para culpar al
meteorólog+”, quizás habría que añadir otras palabras como “desfachatez”,
“incoherencia”, “deshonestidad”, “mentira” o, simplemente, expresar un “tenemos
lo que nos merecemos”; para, quizás (aunque sólo quizás), poder, no ya
explicar, sino tratar de entender cómo es posible que en pleno siglo XXI, en un
país supuestamente democrático, en el que imperan leyes que garantizan, entre
otros derechos, la libertad de expresión y una sociedad que se precia de ser
tolerante y lúcida… bueno, dejémoslo en tolerante; para tratar de entender
decíamos, como es posible que en este país dos titiriteros se conviertan en
enemigos públicos y representen tal amenaza que haya que encerrarlos y
aislarlos.
Pues eso, el “Estado” contra “La Bruja y Don Cristóbal”, un esperpento cómplice más propio de un
régimen totalitario y fascista que de una Democracia y que, al menos al que
escribe, le ha producido tal indignación, enfado y tristeza que ha decidido
abandonar el letárgico estado que comparte habitualmente con el resto de una
sociedad abotargada, para escribir estas líneas a ver si algun+ se anima y
abandona el sopor y el aturdimiento para gritar: libertad titiriteros!
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