1 de Mayo, celebración o reivindicación



En plena era de las telecomunicaciones, cuando acudimos a la red a buscar, confirmar o contrastar una información (algo que hacemos más a menudo de lo que creemos), si alguien quisiera “ampliar” sus conocimientos sobre “qué es” el 1 de Mayo, posiblemente finalizara su excursión por Internet albergando más dudas de aquellas con las que comenzó.
Esto es, según dónde nos lleve el buscador o la barra de dirección, nos encontramos que el 1 de Mayo es: una celebración, una jornada reivindicativa, una festividad, un día de protesta y manifestaciones, una conmemoración o, simplemente, el Día del trabajador.

También es verdad que, rápidamente, podemos agrupar el resultado de la búsqueda en dos grandes familias: la “festiva” por un lado, y la “reivindicativa” por otra; igualmente, podemos señalar que las palabras clave arriba mencionadas son, básicamente, sinónimos. Si bien, hay que decir que es muy diferente “entender” el 1 de Mayo como una celebración o una reivindicación obrera.

La primera de ellas, la jornada festiva, es la que ha ido ganando más terreno en las últimas décadas, entre otras cosas por que es la más conveniente para el sistema. No hay ninguna duda de que “convencer” a millones de trabajador+s y obrer+s de que, en un día como hoy, “disfruten” de una apacible jornada festiva es, cuando menos, reconfortante y tranquilizador para tod+s aquell+s que dependen de la explotación del trabajo de l+s demás para amasar sus ganancias (empresari+s, inversor+s o apoderad+s del Estado)
Ya sea en familia, con amig+s, en pareja o con un+ mism+; en la playa, en el campo o en el bar local; repantigado en el sofá con el mando a distancia de la tele en la mano; incluso, tras una pancarta, junto a much+s otr+s compañer+s coreando consignas que trasladan el malestar de l+s participantes en la manifestación por la actual precariedad de las condiciones laborales de l+s trabajador+s, si celebramos el Día del trabajador con mesura, moderación y en ambiente festivo, es indudable que nadie puede sentirse amenazad+ por ello; y vivir pensando en que tus privilegiadas condiciones de vida no son desafiadas proporciona, evidentemente, un gran alivio.

Pero, la reivindicación es otra cosa.
El 1 de Mayo de 1886, en los Estados Unidos, se inició una huelga obrera para reivindicar la jornada laboral de 8 horas. Tres días más tarde, en Chicago, un acto de protesta termina con la policía disparando contra la multitud de l+s manifestantes reunid+s en una plaza de la ciudad. Finalmente, de entre los que la policía considero responsables de la revuelta, las autoridades juzgaron a 8 de los detenidos, tres de los cuales fueron condenados a penas de trabajos forzados y cadena perpetua, y los 5 restantes, sentenciados a muerte; ejecución que se llevó a cabo el 11 de noviembre de 1887

130 años después, es curioso que se vuelva a reivindicar la jornada de 8 horas laborales, aunque esta vez sea para que much+s trabajador+s puedan acceder a la jornada completa en sus puestos de trabajo y cobrar un salario “digno” a fin de mes. Resulta también llamativo que, entre los eslóganes coreados ayer durante la manifestación, uno de los más recurrentes era el de llamar a la lucha obrera, aunque era notorio que en el ambiente no flotaba, precisamente, un aire de “revuelta”. Quizás ayudó a ello el hecho de que el Athletic jugara un importante partido contra el Celta de Vigo, correspondiente a la 36ª jornada de la liga de futbol; incluso, el hecho de que ese día inventado por los centros comerciales para recordarnos comprar un regalo a las madres por el simple hecho de serlo, se celebrara este año el mismo día, contribuyó igualmente a “vivir” la jornada de manera festiva (no se iban a ir sus hij+s a la lucha obrera precisamente hoy).

El caso es que había más gente en los fondos del Nuevo San Mamés que en la celebración del Día de l+s Trabajador+s y que la gente parecía estar más pendiente de no olvidarse de comprar unas flores y unos pasteles que de recordar a los poderes públicos y privados que ya llevan mucho tiempo de fiesta a costa de los derechos de l+s trabajador+s. Quizás sería ya el momento de que los sindicatos en este país (como principal fuerza aglutinadora en la historia de los movimientos obreros), además de mirarse el ombligo, se replantearan su papel y poder de convocatoria en un eternamente desequilibrado escenario laboral, que siempre vira hacia los intereses del mercado. O, quizás fuera necesario “ampliar” el espectro de las reivindicaciones más allá de los derechos laborales de l+s emplead+s y llamar a la sociedad a acabar con un sistema capitalista que perpetúa las desigualdades, la miseria y las injusticias, en vez de protestar contra esas mismas desigualdades, miseria e injusticias a las que el 1% más rico de la población aboca al 99% restante. 

O quizás, solo estoy desvariando, así que, quizás, mejor lo dejo aquí.





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