Culpar al pobre de ser pobre siempre ha
sido un recurso miserable por parte de las élites para justificar su crucial
papel como motores de creación de las desigualdades, injusticias y miserias
que siempre han acompañado al capitalismo.
El neoliberalismo, ahora ya campando a
sus anchas por el mundo y henchido de felicidad por su triunfante victoria
sobre lo que alguna vez pudo haber llegado a ser el estado del bienestar, no
solo sigue utilizando el lema de “soy pobre porque no he sabido ser rico”, si no
que además participa activamente en la difusión de su mezquina ideología,
utilizando todo el poder de quien dispone de los medios para crear y diseminar
el discurso.
Incluso, cuando la falta de coherencia
de dicho discurso es palpable y difícilmente sostenible, en vez de inventar más
mentiras, opta por invisibilizar o silenciar aquel discurso que le hace frente.
No se si, más allá de los viandantes
que habitualmente cruzan o transitan por la confluencia del Puente del Arenal y
la Calle Bailén y, por supuesto, sus propios protagonistas, conocen que hay
vari+s ciudadan+s que han decidido ponerse en huelga de hambre para protestar
no solo contra los continuos recortes en políticas y servicios sociales, si no
también contra la criminalización de l+s preceptor+s de la conocida como RGI:
una prestación económica mensual para atender las necesidades básicas de las
personas y familias que no disponen de recursos suficientes, y que les ayuda a
encontrar una salida laboral*.
La mera existencia de la Renta de
Garantía de Ingresos siempre ha estado sujeta a “debate”, sobre todo entre
aquell+s que creen a pies juntillas en el sistema de “oportunidades” y
“progreso económico” de nuestro capitalismo occidental; sin embargo, lo que
ahora, además, se pretende integrar como parte de ese “debate” es la
“honestidad” del pobre; es decir, ahora no solo hay que ser pobre de solemnidad
para acceder a una ayuda social, además hay que comportarse y actuar como tal;
es decir, hay que demostrar fehacientemente que un+ es pobre de coj***s.
En el primer caso, el “debate” está
viciado y pervertido de inicio; pero, en el segundo caso es, además,
completamente intolerable.
Si aquell+s que leáis estas líneas
queréis saber un poco más sobre la huelga de hambre y la campaña que están
desarrollando personas y colectivos sociales contra los recortes sociales, sólo
tenéis que acercaros hasta la confluencia del Puente del Arenal y la Calle
Bailén y conocer un poco más sobre la realidad de las ayudas sociales y las
políticas de nuestro estado del bienestar.
*fuente: Lanbide (Servicio Vasco de
Empleo)
"Que el primer plato que nos pongan para comer sea el de los derechos sociales" |
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