Según las fuerzas vivas del país - Gobierno,
Banca, Ibex 35, grandes círculos empresariales y sus voceros: los medios de
comunicación de masas - la crisis es historia. El país crece ya a un ritmo
desenfrenado, generando beneficios a diestro y siniestro; de tal forma que,
cuando el único índice que importa para medir el bienestar de un país es el
económico y el resto es insustancial, solo necesitamos saber que la previsión de crecimiento de la economía española es del 2,6% en este 2017, para sonreír mientras
tarareamos “always look at the bright side of life ♫♪”.
Claro que, no siempre las cosas son lo
que parecen. Hay que tener en cuenta que políticos, banqueros, empresarios y
mass media solo ofrecen la información que más se adecúa a sus intereses y
siempre desde la óptica de quien solo conoce una realidad cercana: la de las
élites. Debemos pues, al menos por prudencia, poner en cuestión dichas
informaciones y tratar de contrastarlas.
Para ello, permitidme solo un par de
consejos.
La mejor forma de conocer el “estado
del país” es, sencillamente, salir a las calles y patearlas; observar todo lo
que encontremos en nuestro camino, nunca dejar de mirar y analizar de manera
crítica todo lo aprehendido por nuestros sentidos.
Pero como nuestro entorno se circunscribe
generalmente a lo “micro”, tenemos que tratar de acercarnos a lo “macro” de
alguna manera. En este caso, no hay otra que buscar y filtrar la información en
otros medios y a través de otr+s protagonistas diferentes a los medios de
comunicación que cotizan en bolsa y en cuyas editoriales encontramos a l+s
mismos polític+s, banquer+s y grandes empresari+s de l+s que, como mínimo,
tenemos que desconfiar.
En cualquier caso, depende de nosotr+s
el ser capaz de “pegarnos” a la realidad para, así, poder entender los
problemas a los que nos enfrentamos y encararlos para buscar soluciones a,
entre otros, los devastadores efectos de una crisis económica, política y
social que no tiene viso alguno de haberse superado.
Si no “salimos y buscamos” corremos dos
importantes riesgos: el primero es el de “marianizarnos”. A saber, imitar los
vicios y comportamientos erráticos del presidente del gobierno español: ignorar
la realidad, mirar para otro lado (cuando no huir para otro lado), desconocer
por completo lo que sucede en tu entorno más cercano (vamos, en tu propia
casa), expresarte mediante constantes incongruencias o trata de esconder las
propias miserias “bajo la alfombra”, entre otros muchos síntomas.
Por último, y aún peor, si dejamos de
mirar corremos el riesgo de volvernos ciegos y no poder ver la realidad; de tal
forma que cada vez nos alejaríamos más de lo trascendente y veraz para
situarnos en la fantasía y la ilusión de lo virtual. Que, al fin y al cabo, es
lo que pretenden “las fuerzas vivas del país”.
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