Jornada(s) de reflexión

Abundan estos días los análisis de todo tipo alrededor de la crisis humanitaria provocada por el Covid-19 (porque el virus no ha provocado solo una crisis sanitaria), algunos completamente banales, erróneos y absolutamente prescindibles; y otros, muchos, muy interesantes y que abarcan desde el análisis de nuestra situación previa a la crisis sanitaria: que nos recuerdan con punzante claridad como se encontraba realmente el sistema sanitario y asistencial del Estado, fruto de los numerosos recortes derivados del llamado “austericidio” impulsado por la UE, gobiernos y las Instituciones financieras globales;  hasta, por supuesto, las consecuencias sociales de este confinamiento y, como no, de las futuras repercusiones en la economía fruto de la gran paralización de la actividad económica.

Y, por mucho que se insista en que superar la crisis sanitaria es “lo que importa” (por supuesto que si), en un mundo en que tenemos que “costearnos” nuestra propia existencia, son los análisis sobre como hacer frente al “coste” que va a suponer la superación de la crisis en los que estoy volcando mas mi atención. 
Y, no, no se trata solo de dinero. Si así fuera, bastaría con analizar y discutir las medidas que desde ya se están tomando por parte de muchos gobiernos para “amortiguar” los efectos de la crisis económica que se avecina. Medidas (ayudas económicas, préstamos, moratorias en el pago de servicios...) en consonancia, no podía ser de otra manera, con el capitalismo que rige nuestras vidas. Aquí hablo de capitalismo como sistema de vida, porque éste, lamentablemente, hace tiempo que dejó de ser un sistema económico, para convertirse en un sistema que rige toda actividad vital. No solo se ha identificado capitalismo con democracia (las dictaduras también se apuntaron desde el inicia al capitalismo, pero, nos cuentan, éstas lo utilizan espureamente para mantener esclavizadas a sus poblaciones), si no que toda actividad social, cultural...se rige en términos de oferta-demanda, beneficios-pérdidas, rentabilidad, productividad...Y no creo exagerar, porque en este país se ha llegado a impedir (al menos, ha dificultar hasta la imposibilidad) el uso de la energía solar por parte de la ciudadanía (vamos, hacer un uso coherente de un recurso universal y gratuito), a través del llamado “impuesto al sol” para no “perjudicar” la actividad=las ganancias de las grandes empresas energéticas. Ni que decir tiene, por supuesto, que derechos universales como el acceso a una vivienda y a la alimentación, el derecho a vivir vamos, dependen de nuestra capacidad de producir valor para ganarnos un sueldo que a su vez nos permita pagar comida y un techo.
Así pues, ¿cómo podremos hacerle frente a una situación económica que se avecina catastrófica en un país que soportaba ya cifras como la de un 25% de su población en riesgo de exclusión social?
¿Con mas medidas económicas ordenadas y guidas por el capitalismo? O, quizás, ¿poniendo al ser humano por delante de cualquier sistema económico y garantizar la vida por encima del “beneficio”?

A tod+s aquell+s que afirman que una renta básica universal solo produciría una sociedad de vag+s y maleantes, a tod+s aquell+s que solo son capaces de identificar al comunismo o al socialismo con regímenes dictatoriales y totalitarios; a tod+s aquell+s que ante la defensa del pensamiento anarquista y libertario solo son capaces de articular la palabra “caos”; a tod+s aquell+s que piensan que la solidaridad es “cosa de pobres”; a tod+s aquell+s incapaces de concebir un mundo fuera del capitalismo...os quería recomendar la lectura de algunos artículos y ensayos muy interesantes, lúcidos, honestos, críticos y que nos invitan a una profunda reflexión sobre el mundo que “padecemos”. Nosotr+s estamos en ello, pero necesitamos la colaboración de tod+s para aprender y cambiar “las cosas”.

La lista es interminable y, los siguientes enlaces, solo son unos pocos, pero, ya se sabe, uno lleva a otro y...









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