Existe el turismo sostenible? Gentrificación, imposible sostenibilidad, fomento y apuesta institucional.

Desde la relajación de las medidas sanitarias y punitivas debidas a la pandemia del Covid19, allá por mediados de junio, encaminadas sobre todo a tratar de salvar la temporada turística de verano en un país que depende tanto del turismo; la presencia de turistas en la Villa ha ido creciendo desde entonces de manera significativa.
Tod+s somos conscientes de la apuesta que hizo el Ayto de Bilbao, junto a la Diputación de Bizkaia y el Gobierno Vasco, por “trabajar” y fomentar el sector servicios; lo que, básicamente, se traduce en fomentar, invertir y promover acciones e infraestructuras para atraer al turismo.
A ese turismo que, debido a la pandemia y ante la imposibilidad, no ya de viajar, si no de salir de sus casas, desapareció de nuestras ciudades. Y con ellos, también desapareció el debate sobre la pertinencia de fomentar el turismo y el discurso institucional sobre sus bondades. 

Esta vez ha sido una crisis sanitaria; quizás, la próxima vez pueda ser que, debido a los efectos sobre el territorio de la crisis climática, la lluvia persistente o el calor asfixiante hagan poco atractivo el viaje; o, simplemente, que otros destinos han logrado atraer la atención de l+s turistas, desviándolos hacia otras rutas; incluso, no podemos descartar la aparición de nuevas pandemias que vuelvan a impedir la movilidad.
Es verdad que ningún sector económico “está blindado” frente a una crisis, ya sea coyuntural o estructural; pero también es verdad que el turismo es un sector, digamos...un tanto voluble e, incluso, caprichoso. 
Por otra parte, el turismo no crea, precisamente, lo que denominaríamos como empleo y trabajo de calidad; al contrario, es un sector donde dominan claramente la precariedad laboral y la eventualidad y temporalidad del empleo.
Además, tanto en este país como en otros del sur de Europa, el sector turístico suele estar en manos de inversores y empresas ajenas al tejido empresarial “patrio”, con lo que los beneficios que el turismo genera raramente se quedan o re-invierten en el país.
También, tenemos que tener muy en cuenta los efectos “depredadores” del turismo y del daño, si, del daño, que la masa de turistas puede causar no solo en entornos naturales o protegidos, si no también en entornos urbanos, p.ej, con consecuencias tan nefastas como la gentrificación. Utilizar términos como turismo responsable y sostenible para referirse al tipo de turistas que la ciudad pretende atraer, es, sencillamente, una falacia. No solo es demasiado generoso fomentar discursos de sostenibilidad en un sector que necesita de mover grandes “masas” de turistas para generar ingresos “aceptables”, tampoco es posible pedir un “carnet de responsabilidad, sostenibilidad y buen comportamiento” a cada turista que visita la ciudad. L+s turistas son igual de responsables o faltos de civismo que cualquier otr+ ciudadan+.




El caso, es que creemos que cada vez mas gente, se está dando cuenta de que las constantes alusiones a la generación de nuevos negocios y las promesas de la creación de empleos mal pagados para servir y entretener al visitante, no son, precisamente, la panacea, ni el tipo de economía o industria que necesita este territorio. Y cada vez empieza a mostrarlo con mayor claridad.
Por nuestra parte, simplemente queremos seguir fomentando el debate sobre la idoneidad de seguir apostando por el turismo y el sector servicio como motores económicos del territorio; y posicionarnos claramente por un modelo económico y cultural que entienda que las ciudades se deben, sencillamente, a sus ciudadan+s, y que son ést+s el verdadero motor de cualquier transformación social, cultural o económica, no l+s ocasionales visitantes a la Villa.
Visitantes que, como tod+s nosotr+s, quieren seguir viajando y conociendo otros lugares; que este artículo no pretende, ni mucho menos, demonizar al turista o viajer+ (que son dos cosas distintas) que tod+s llevamos dentro; pero si posicionarse con claridad en contra de la apuesta institucional por promover, fomentar e invertir tanto dinero y esfuerzos en el sector servicios y el turismo.







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